Presentación
La patrulla vuelve al campamento rondando el precipicio arisco, alumbrados apenas por uno que otro relámpago, solo porque alguien recordó que ganarían así más de medio día de marcha. La dirige Feliciano, famoso y temido por sus festines de sangre y por su rostro siempre sonriente, en el que jamás se atisba un arrepentimiento. Desde que salieron del llano viene luciéndose con un recluta, contándole sus innumerables hazañas, motivándolo a sentirse orgulloso al escuchar de su propia boca muchas de aquellas proezas inéditas.